res jóvenes —Josu, Aitor e Irati— soñaron con cambiar la forma de alimentarse. Con pasión por lo local y el euskera, conectaron productores y vecinos en un mismo proyecto. Crearon Elikagunea, donde cada compra es un acto de comunidad y soberanía alimentaria.
Hoy su sueño crece con casi mil socios, mostrando que la iniciativa de unos pocos puede transformar mucho.
Elikagunea es mucho más que un espacio de compra: es un lugar donde la comunidad (hoy casi un millar de socias) se encuentra y decide juntas qué alimentos llevar a su mesa. Cada producto que elegimos viene de kilómetro cero (priorizan el territorio vasco a 120 km de radio), cultivado con cuidado y respeto por la tierra y por quienes la trabajan, fortaleciendo así la economía local. Aquí la palabra también importa: el euskera se convierte en hilo que une historias, tradiciones y relaciones de confianza. Al consumir, no solo alimentamos nuestros cuerpos, sino que practicamos soberanía alimentaria, eligiendo cómo queremos producir y comer. Cada compra es un acto consciente que genera justicia, cercanía y resiliencia. Elikagunea enseña y acompaña en hábitos de consumo responsables, creando lazos entre personas y territorio.El proyecto es sostenible, apoyado en membresías, compras recurrentes y alianzas estratégicas. Todo aquí refleja valores que van más allá de lo económico: cultura, ecología y comunidad se entrelazan. Así, Elikagunea se convierte en un motor de transformación, donde la comida, la lengua y la identidad caminan juntas hacia un futuro más justo y regenerativo.





